El debate a cuatro que emitirán en televisión no acoge más grupos parlamentarios porque no es plural. Y no es plural porque la cadena es privada, es decir, que tras la "cadena amiga" hay una empresa de comunicación (Atresmedia), con sus inversores, sus intereses y su maquinaria para la máxima rentabilidad, por lo que ven normal hacer un "debate decisivo" en beneficio de su futuro empresarial, no por el del país, con la premisa de ayudar al voto de los indecisos, claro, como dicen al promocionarlo en sus recientes informativos.
Es lo que pasa por trasladar el espacio político a un escenario televisivo, no estás, no existes. Y esto no me gusta nada. Me asusta pensar que lleguen a poder tener esas poderosas cadenas cierta influencia en el reparto de escaños en el Congreso.
Me preocupa como en los medios, concretamente en este, periodistas con una llamativa repercusión, pongamos a Ana Pastor, Antonio Ferreras o Jordi Évole, anuncian como ciertos políticos se han negado a participar en concretas entrevistas solicitadas por asuntos que les compete cuando se les invita a un reportaje o debate, por ejemplo relacionados con la corrupción. Sin embargo Atresmedia sigue sin dar una explicación sobre el criterio con el que han decidido que solo 4 candidatos políticos a la presidencia del Gobierno "son los que tienen que estar" para un debate "decisivo". Y siguen sin conceder respuestas a tal pregunta ahora que se les solicita a ellos. Callan. Ah, ¿y los de abajo? ¿Y los minoritarios? ¿Ya han desaparecido?
"Es que IU se va a pique" dicen algunos para casi justificar su ausencia en el debate, con el mismo argumento con el que clamaban al cielo ser visibles en las cadenas de televisión, cuando ellos mismos se iban a pique siendo personas desahuciadas, desempleadas y arruinadas. Curiosa es la coherencia para usar la misma causa en beneficio propio y en detrimento de lo que fuiste. No aprendemos nada. No veo nobleza en la actitud de quien deja de lado el pellejo de los demás cuando empieza a irle mejor las cosas, quizás porque la pureza de esa nobleza no lo fue nunca y era otra cosa.
Y no es que sea una persona crítica, es que no me emboba tanta pasividad en cuanto me empiezan a marcar los pasos a ritmo de zapping y verborrea.