Me levanté hoy con una noticia mientras desayunaba: El control de las armas sigue siendo una asignatura en Estados Unidos. Casualmente leí ayer en las últimas perlas informativas de Pascual Serrano que las armas fueron el producto más vendido en toda la jornada del 'Black Friday' en EEUU.
El presidente Obama busca una regularización del comercio sobre el control de las armas, una postura a la que rápidamente se han opuesto candidatos republicanos a la Casa Blanca como Donald Trump aludiendo al "exceso de controles" impuesto por el gobierno demócrata, o Jeb Bush expresando literalmente que "hay que quitarles las armas a los terroristas islámicos, pero no a la gente común".
Es especialmente llamativo ver cómo a pesar de una hemeroteca americana abarrotadamente oscura en casos de muertes por armas, Trump sigue describiendo como abusivo un sistema de regularización mientras que Bush deja al libre albedrío la elección de a quién señalar como 'gente común' separándolas bajo su desconocido rigor (espero que algún día lo alumbre) de terroristas, enfermos psíquicos, perturbados, suicidas, etc., que muy a su pesar, también son gente común.
Me he preocupado de observar algunos datos:
· ¿Sabíais que en 2009 había en EEUU más armas (310 millones) que habitantes (309 millones)?
· ¿Sabíais que en EEUU se estiman 32.000 muertes por armas de fuego al año? 20.000 suicidios, 600 por accidente y 11.000 asesinatos.
· ¿Sabías que en EEUU se enmendó con prohibición un estudio del CDC sobre el riesgo de las armas de fuego para la salud?
· ¿Sabíais que desde la llegada a Obama a la presidencia la venta de armas aumentó en un 130% (16,3 millones de armas)?
No parece afectar en nada a los republicanos, quienes no solo claman ante las medidas de Obama sino que provocan un efecto llamada al consumo acelerado de dichas armas previa a las acciones de la administración de los demócratas antes de entorpecer su fácil acceso.
No he podido evitar hacer una comparación con esa llamada al consumo de armas en la cultura norteamericana, como un ejercicio de libertad, de defensa, de derecho, y cuyos mismos defensores hallan en esta costumbre heredada de padres a hijos un acto tan patriota como de equilibrio de justicia.
En Venezuela, un país en el punto de mira de la prensa internacional, existe un elevado índice de descontrol de armas, 19.000 muertes en 2009, 15.000 de ellas por armas de fuego. A pesar del Plan de Desarme Voluntario impulsado en 2014 por el gobierno, que recolectó 26.500 armas (planes que no parecen ser capaces de ser aprobados en USA), Venezuela está a la cabeza, junto con Honduras, de los países con más porcentaje homicidios por habitante (53,7 según varias ONGs) y por tanto con un elevado nivel de inseguridad por delincuencia y en gran medida, por el descontrol de armas.
Me pregunto cómo en EEUU se promulga el libre uso de las armas por "gente común" como símbolo de libertad mientras que en Venezuela el mismo uso libre de las armas supone un dramático ejemplo de delincuencia. Es cuanto menos curioso ver a los defensores de armas norteamericanos querer lograr un exitoso e impecable estatus libertario de pistolas, que circulen mientras generen beneficios en el mercado, pareciéndose cada vez más a uno de sus principales países enemigos, incluyendo su grados de descontrol y sus tasas de criminalidad con las armas de fuego.